En esta vida, los usos y costumbres son respetados con rango superior a ley orgánica, o por lo menos eso es lo que la gente de los pueblos pensamos sobre ellos. Si tenemos en cuenta que los usos y costumbres no están escritos en ningún sitio, estos suelen sufrir evoluciones a lo largo de los años. Como se suele decir, los antiguos no hacían las cosas porque sí, sino que tenían alguna razón lógica para hacerlo, todo ello teniendo en cuenta que las realidades son cambiantes y hay que aplicarlas a cada momento.
Hace unos días, según usos y costumbres, el Ayto de Vva del Fresno comenzó a repartir los derechos de senara entre sus vecinos, traduciendo cada derecho en un trozo de terreno en nuestros Bienes Comunales, que según usos y costumbres se sortearán en el Salón de Plenos del Ayuntamiento.
Según usos y costumbres, cada vecino es dueño exclusivo de su derecho y como tal puede hacer con él lo que quiera, hace años unos los vendían, otros los compraban y otros trabajaban los derechos de su familia. En aquellos años se trasladaba el parquet de Madrid o de Nueva York a la Plaza de España de Vva del Fresno, se compraba al menor precio y se vendía al mayor.
Los villanovenses cambian, parece haberse olvidado el parquet y habernos trasladado al economato, donde se compra y se vende "a como esté", excepto este año, donde se ha dado la vuelta la tortilla y el parquet ha vuelto a nuestro pueblo. Los villanovenses, sin que nadie los llamara, han decidido que el Ayto intervenga como mediador, no como corredor de Bolsa sino como constructor de un punto de encuentro donde se crucen la demanda con la oferta, o eso es lo que opino yo, cuando más de la mitad de los derechos han sido devueltos al Ayto como respuesta al bajo precio de las acciones.
Esta reacción ha cabreado, y mucho, al sector demandante de la acción, cosa que no entiendo porque es como no respetar un derecho tan fundamental como la libertad de expresión, tan preconizada en los días que corren o la libertad de pensamiento e ideología.
Por todo ello, a día de hoy, el Ayto que se supone que debe ser el intermediario, solo ha recibido insultos, amenazas y demás que mejor no desarrollar, por una cuestión tan elemental como el respeto de los usos y costumbres, que adaptados al día de hoy se supone que los accionistas han interpretado que debe ser la institución municipal la que intermedie con los demandantes.
En fin, como dice el filósofo "sólo sé que no sé nada" y esperemos que esto termine pronto, los puentes se han tendido, el problema es que se alarguen tanto que se salgan del término y de los términos correctos.
